
Después de haber organizado mis ideas, de pronto caí en la cuenta de que hace ya cuatro días que no escribo y me sorprendí, más que por el hecho de que el tiempo se me fue sin que yo me percatara de eso, que por el hecho no haber escrito.
Eso me pasa más seguido de lo que debería, es muy común que pierda la noción del tiempo, aunque es aún más frecuente que me pierda entre mis pensamientos y mi mundo. Pero debo confesar que, con todo y sus consecuencias, no me arrepiento, me gusta mucho olvidar el reloj y vivir fuera de la realidad, sobre todo porque tiendo a convertirme en una persona muy perfeccionista y controladora de su vida y su tiempo.
Desde niña aprendí a ser siempre puntual, a estar siempre al pendiente del reloj para no fallar. Creo que de ahí se deriva mi renuencia a usar reloj, aún cuando me regalan muchos; si tengo un reloj cerca me vuelvo loca, por eso prefiero taparlos y no verlos, dejarme llevar por mi ritmo y por el momento, me desespera tener un horario establecido para cada cosa. Sé que es muy útil al momento de convivir en sociedad, pero aún no entiendo porque debemos poner límite al tiempo que ocupamos en hacer las cosas cuando ni siquiera hemos comenzado.
Yo prefiero hacer lo que me gusta en el momento que me dan ganas, si de pronto quiero ver la televisión quince minutos, después apagarla para leer diez min y volverla a prender por cinco, lo hago; si me dan ganas de quedarme a media noche despierta en la oscuridad de mi cuarto, lo hago; si quiero caminar por horas por la calle sin tener un rumbo fijo o una razón para caminar, lo hago. Lo malo son las consecuencias, que no serían tan malas si no fuera porque cohabito en este mundo con muchas personas, simplemente en mi familia son tres más con los que tengo que organizarme!!.
Si no tuviera que apegarme a horarios, además de lo desordenada que de por sí es mi vida, podría dormir más y preocuparme menos, es odioso cuando no puedes dormir porque aún tienes pila, pero sabes que tienes que hacerlo porque al otro día hay escuela. O peor aún, andar todo agobiado, porque si no mandas el correo a tu maestro con la tarea antes de las 11:59 pm, no te lo toma en cuenta. Y que decir cuando te tienen esperando una llamada urgente, te dicen una hora y haces hasta lo imposible , empujas personas, te cuelgas en el micro, subes las escalera matándote, para lograr llegar a tiempo, todo para que al final te llamen media hora después.
Acepto que si vivieramos sin relojes, nuestras vidas serían un poco caóticas, pero tal vez deberíamos dejar de clavarnos tanto con la hora y darle el tiempo que merece a cada cosa.
En lo que refiere a vivir fuera de la realidad, es otra historia; hay quienes lo llaman evasión, creen que por soñar y crear un mundo propio no vivo en el planeta tierra ni convivo con seres humanos tangibles, pero debo decirles a esas personas, que esto no es cierto. Sí, en efecto, me gusta mucho esa onda de volarme y perderme un rato, pero también estoy muy consciente de en dónde estoy parada; sé quien soy, de donde vengo y a donde voy, además de que si tengo amigos y familia a quienes quiero y abrazo.
Me gustaría ahondar un poco más en eso, pero como lo dije, esa es otra historia, y si continúo podría alargarse demasiado este texto, así que en otra ocasión será; por el momento sólo debo decir: "No me juzguen por ser lo que soy, una eterna soñadora amante de las historias imposibles, recuerden que soy sensible por naturaleza, ya que el arte corre por mis venas".
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